Un calentamiento estratosférico se está gestando en latitudes polares, lo que podría redundar en un cambio del patrón meteorológico dentro de unas jornadas, quizás en un plazo de más allá de una semana.

Aunque las teleconexiones entre la estratosfera y la troposfera no siempre implican que los cambios en el tiempo se conviertan en perceptibles e importantes en todas las zonas del Hemisferio Norte y en concreto, en España, sí es cierto que debería de observarse un nuevo patrón en la circulación atmosférica a nivel general y por tanto, una mayor probabilidad de que las borrascas nos afecten.

¿Qué es el Vórtice Polar?

Como sabéis el vórtice polar se podría definir como un ciclón persistente que se ubica cerca de las zonas polares terrestres, distribuyéndose tanto en la troposfera (superficie terrestre) como en la estratosfera (a partir de los 6 kilómetros de altura), ocupando una extensísima zona sobre la atmósfera del Polo Norte.

Dicho vórtice contiene a las altas presiones polares, pero también forma parte del frente polar, o lo que es lo mismo: el choque de masas que se produce entre la cálida procedente de los anticiclones subtropicales que se extienden por el HemisferioNorte con las masas frías embebidas en los anticiclones polares que se sitúan más al norte.

Dos fases: vórtice fuerte, vórtice débil

Durante muchos tramos del otoño e invierno el vórtice polar se mantiene fuerte, ese ciclón persistente ocupa una zona cerrada sobre el Círculo Polar Ártico, lo que se suele traducir en que las masas más frías de aire que están sobre el Hemisferio Norte se quedan en latitudes altas, sin afectar a las zonas más pobladas de NorteaméricaEuropa o Asia.

En cambio, en ciertos tramos de la temporada invernal, el vórtice polar se debilita: desaparece esa configuración cerrada típica y se presenta con perturbaciones de aire más cálido en aquellas latitudes más altas del Planeta, desplazando las masas más frías hacia el Sur.

Un vórtice polar debilitado

Tras el fortalecimiento que se genera en los meses otoñales y el inicio del invierno, normalmente su debilitamiento se hace patente hasta finales de enero o principios de febrero, mediante calentamientos súbitos que logran sembrar el caos en la circulación atmosférica del Hemisferio Norte.

Cambios en el vórtice polar antes de tiempo

Pero este otoño parece que el vórtice va a sufrir un debilitamiento en una época del año en la que no es habitual, en mitad de noviembre, lo que nos podría sugerir que en las semanas siguientes las borrascas circulen a baja latitud o que al menos el choro polar esté muy meandrizado.

Las previsiones apuntan a un debilitamiento

Los mapas de predicción de los modelos meteorológicos a medio y largo plazo hablan de un parón en la intensidad de los vientos a nivel de 10 hPa en las latitudes polares, un síntoma inequívoco de que el vórtice se va a debilitar.

Posteriormente se debería de formar un potente anticiclón entre Siberia y las Aleutianas, forzando al chorro polar, y por tanto a las bajas presiones, a desplazarse más al sur o bien a introducirse de forma brusca, entre centros de altas presiones secundarios, hacia latitudes meridionales, provocando advecciones de aire muy frío en zonas más sureñas del hemisferio norte.

Los modelos vislumbran ciertos cambios

En los modelos meteorológicos ya observamos cambios a medio plazo, aunque también es cierto que en muchas ocasiones, en las últimas semanas, esas perspectivas se han esfumado tiempo después.

De momento, los principales modelos apuestan por una advección polar acercándose a la Ibérica, con la probable ubicación de un centro de bajas presiones en el Cantábrico y la implantación de un tiempo puramente invernal, más propio de enero que de noviembre.

Como contrapartida, no se vislumbra en esos mapas la llegada de un temporal de lluvia con vientos ábregos, tan necesitado, pero hemos de confiar en que sea el siguiente paso.