Un calentamiento súbito estratosférico podría volcar la circulación atmosférica

Un calentamiento súbito estratosférico que tendría lugar en pocos días, podría volcar la circulación atmosférica del Hemisferio Norte.

Entramos en esa parte del año en que los ojos de aficionados, científicos, investigadores y meteorólogos se centran en la estratosfera.

Esa capa de la atmósfera que se sitúa por encima de la troposfera, y en la que cambios en sus patrones meteorológicos, pueden infligir cambios drásticos en el tiempo que nos afecta en superficie.

Se trata del fenómeno del calentamiento súbito estratosférico, CSE, y sus efectos en los patrones atmosféricos de la troposfera. En definitiva, lo que denominamos teleconexiones, y que es un tema recurrente cada año, especialmente en invierno.

Posible calentamiento súbito estratosférico durante la Navidad

Desde hace unos días, los modelos meteorológicos comienzan a atisbar un posible calentamiento súbito estratosférico para comenzar 2021.

No obstante, se habla todavía de plazos de tiempo muy largos. Y, además, las mayores anomalías, de momento, se notan en cuanto a las temperaturas que se registren en la estratosfera, y no en toda ella. En el caso del mapa superior, al nivel de 10 hPa.

Pero aunque las anomalías de temperatura sean llamativas, todavía no se ve en esos mapas que el vórtice polar se vea extremadamente afectado.

Posible bilocación del vórtice polar

Por ahora, la solución más factible, es la de una bilocación del vórtice polar. Es decir, su escisión en dos, debido al efecto del calentamiento súbito estratosférico.

¿Tendría este fenómeno consecuencias en el tiempo troposférico? Las conexiones no están claras, pero sí que es cierto que los modelos prevén unas Navidades y entrada a 2021 con tiempo bastante movido.

Uno de los fenómenos que se vinculan a los CSE son los de bloqueos atmosféricos en el Atlántico que abren el pasillo de las borrascas hacia nuestro país.

Algo que, prácticamente, lleva sin suceder desde el invierno de 2009-2010. Situaciones anómalas en que las borrascas se ven obligadas a llegar a la Península y Canarias, una detrás de otra, provocando episodios húmedos generalizados excepcionales.

Y es precisamente lo que se intuye pero, una vez más, a muy largo plazo. Con lo que la incertidumbre obliga a tomar estas previsiones con mucha cautela.

¿Qué es el fenómeno del calentamiento súbito estratosférico?

Un CSE es básicamente, un calentamiento súbito que se produce en un estrato de un grosor variable en la Estratosfera.

Para poder entender mejor este fenómeno, hay que saber cuáles son las condiciones normales que se pueden encontrar en este estrato de la atmósfera terrestre.

Así, una Estratosfera en condiciones normales, va a mostrar un vórtice polar en el que los vientos giran en sentido antihorario (como en cualquier borrasca o sistema de baja presión), y al que se asocia temperaturas muy bajas.

Sin embargo, cuando se produce un CSE, el vórtice polar se ve perturbado, debilitándose, dividiéndose en dos, propagándose fuera de su posición normal sobre el Polo Norte, o en los casos más extremos y de mayor interés, invirtiéndose sus vientos, que comienzan a girar en sentido horario.

El calentamiento que se produjo durante el invierno de 2009 – 2010 es uno de los casos más interesantes jamás registrados, por la intensidad del mismo, como por la reversión de los vientos del vórtice polar.

Aquella temporada tuvo consecuencias dramáticas en los patrones meteorológicos entre Norteamérica y Europa.

¿Cómo nos afecta en el tiempo de Europa?

Y para entender mejor cómo se revierte la circulación de vientos, esta animación en 3 dimensiones de un evento de calentamiento súbito estratosférico ocurrido a finales de enero de 2009 viene de perillas.

Sobre todo porque permite ver cómo se propaga por los diferentes niveles atmosféricos hasta llegar a la superficie.

Y es que, los CSE se asocian por lo general a un debilitamiento de la corriente en chorro polar, lo que a su vez se asocia a su expansión y desplazamiento hacia latitudes más bajas, favoreciendo la expansión de masas de aire polar y ártico de igual manera.

Finalmente y como podrás imaginar, esto favorece que se produzcan olas de frío tanto en Norteamérica como en Europa. Sin embargo, esto no siempre ocurre.