La banquisa de la Antártida puede marcar en marzo un mínimo histórico, muy por debajo de los registros más bajos conocidos en los últimos 40 años.
El hielo marino del Polo Sur había estado resistiendo a los malos datos que la banquisa ártica, en el otro extremo del Planeta, marcaba año tras año. Pero desde 2016 acumula datos pobres, con una tendencia cada vez más preocupante.
Ahora, un deshielo a una tasa sin precedentes en diciembre de 2018, ha puesto en alerta a los científicos que analizan la evolución de la banquisa antártica.
El 1 de enero de 2019 se midió un dato preocupante
Según los datos del NSICD (National Snow & Ice Data Center de Estados Unidos) el pasado 1 de enero de 2019, la extensión del hielo marino antártico quedó en tan solo 5,47 millones de kilómetros cuadrados, el registro más bajo conocido para esa fecha.
Se trata de la superficie más baja en 40 años de observaciones satelitales, 30.000 Km2 por debajo del mínimo histórico anterior (1 de enero de 2017) y 1,88 millones de Km2 por debajo del promedio de 1981 a 2010.
Una tasa de derretimiento preocupante
Llama la atención el elevado ritmo de desaparición de hielo que hubo durante diciembre de 2018 en la Antártida.
Concretamente, la superficie helada disminuyó a un ritmo de 253.000 Km2 por día, una tasa considerablemente más rápida que el promedio observado entre 1981 y 2010 para todos los meses de diciembre, que es de 214.000 Km2 por día.
De esta forma, la tasa de pérdida de hielo en la Antártida para diciembre de 2018 es la más rápida en el registro satelital, solamente cerca de los valores de 2010 y 2005.
Por debajo de la media desde el otoño de 2016
Se podría decir que la banquisa antártica ha entrado en crisis a partir de noviembre de 2016, cuando se registró una pérdida extrema de hielo durante un período de 2 meses.
Desde entonces, la banquisa antártica se ha mantenido continuamente por debajo de la mediana de 1981 a 2010 y en su mayoría por debajo de la extensión intercuartil (por debajo del 75 por ciento del rango de valores de 30 años).
Y esta caída de diciembre de 2018 ha llevado la banquisa antártica a niveles más bajos que los niveles de noviembre y diciembre de 2016.
¿Qué puede estar sucediendo en la Antártida?
Los científicos no tienen muy claro a que pueden deberse estos vaivenes en la superficie helada de la Antártida, donde registra una variabilidad interanual.
Para los especialistas, no hay definida una correlación de la superficie helada marina antártica con el calentamiento del aire y del océano alrededor de la Antártida.
Ecosistema afectado
Lógicamente, la pérdida de hielo provoca cambios en el ecosistema y el paisaje antárticos. En estos momentos, extensas zonas del Océano Austral que normalmente están cubiertas de hielo en esta época del año se encuentran rotas.
En el arranque de diciembre de 2018, una gran banda de hielo rodeaba la mayor parte del continente antártico, aunque habían comenzado a aparecer regiones de aguas abiertas a lo largo de las partes de la costa cerca de la plataforma de hielo Amery y dentro de la bolsa de hielo al este del mar de Weddell.
Las concentraciones son bastante bajas en el este de Weddell, el este del mar de Ross y la región norte del Amery, donde hay zonas en las que el hielo se ha fundido completamente.
Además, se observan otras áreas de hielo de baja concentración, especialmente en el noreste del Mar de Weddell y el norte del Mar de Ross, las cuales se derretirán pronto.
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