¿Vuelve el Niño? Muchos modelos climáticos lo están sugiriendo con una probabilidad cada vez más alta, aunque difícilmente se volverá a registrar un episodio tan intenso como el ciclo histórico que vivimos entre 2015 y 2016.

En estos momentos, tras haberse registrado un ciclo de Niña débil, el Pacífico se encuentra en un estado neutral, pero haciendo caso a las previsiones y a la alternancia de ciclos climáticos como la Oscilación Decadal del Pacífico (DOP) un nuevo Niño parece no muy lejano.

Situación actual

Los datos más recientes observados por el satélite meteorológico europeo-estadounidense Jason-3 revelan que la mayor parte del Océano Pacífico mantiene una altura del nivel del mar neutra (tonos verdes) salvo un área con anomalía positiva (en rojo) en el Centro y Este del Hemisferio Norte Tropical (alrededor de Hawái).

Como sabéis, los tonos rojos se corresponden con masas de agua cálidas e indican que la altura del nivel del mar es superior a lo normal, lo que se corresponde con condiciones climáticas del patrón de El Niño.

La Oscilación Decadal del Pacífico (DOP)

Entre los factores que determinan que se desarrolle o no un nuevo episodio de El Niño o de La Niña, destaca el ciclo climático se conoce como la Oscilación Decadal del Pacífico (DOP).

Se trata de un patrón climático a gran escala y con un período de retorno muy largo en el tiempo que pondera la evolución de la temperatura del océano y otros parámetros climáticos asociados en el Océano Pacífico.

La DOP se alterna entre dos fases: una cálida, la fase positiva y otra fría, la fase negativa, a intervalos irregulares de 5 a 20 años.

Su influencia en El Niño y La Niña

Se sabe que las fases de la DOP afectan el tamaño y la frecuencia de los eventos de El Niño y La Niña a más corto plazo. Durante la fase positiva de la Oscilación Decadal del Pacífico este patrón intensifica el fenómeno de El Niño. Y viceversa durante su fase negativa, estimula el desarrollo de La Niña.

Un ejemplo ilustrativo

El último ejemplo lo tenemos durante el último cambio de fase DOP en 2014, cuando se volvió muy positivo y se mantuvo así durante 37 meses, propiciando El Niño histórico al que hacíamos referencia.

Posteriormente, cuando el ciclo pasó a La Niña nuevamente pero se mantuvo la DOP positiva, hizo que fuera un ciclo tan débil como hemos constatado hasta hace unas semanas.

En 2014, los vientos alisios que soplan de este a oeste sobre los océanos tropicales de la Tierra, se debilitaron en la región del Océano Pacífico y un débil fenómeno El Niño creció y disminuyó a lo largo del año. Cuando en 2015, los vientos alisios se debilitaron de forma mucho más importante, se generó gran Fenómeno El Niño con importantes impactos a nivel mundial.

Un ciclo que se formó temprano y se fortaleció durante más de un año, alcanzando su máxima fuerza a finales de enero de 2016 algo inusualmente tarde para un evento de El Niño.

Dicho ciclo, además de ser tan extenso fue inusualmente grande en la zona, alcanzando profundos niveles del mar y extendiéndose el agua caliente hasta regiones tan norteñas como Hawái.

A mediados de 2016, los expertos pensaron que la aparición de La Niña era inminente, pero nunca se desarrolló realmente: en noviembre de 2016, el Océano Pacífico ecuatorial estaba en la condición neutral que permanece en la actualidad.

Los remanentes de agua caliente que quedaron de El Niño anterior fueron responsables del débil ciclo de La Niña.

Para los especialistas la alternancia de la DOP les plantea una pregunta ¿el calor oceánico en curso indica que la actual fase de la DOP positiva será duradera (quizás decenal) o será una falla a corto plazo?