El fuego de San Telmo fue descrito hace siglos por los marineros en alta mar
La grabación de fuego de San Telmo desde la cabina de un avión semanas atrás, nos ha dejado en el correo web muchas consultas acerca de qué es y cómo se forma.
Se trata de un plasma de baja densidad y temperatura. Fue descrito hace muchos siglos por los marineros al toparse con tormentas eléctricas en alta mar.
En la época contemporánea, se observan en los aviones que cruzan tormentas, lo que ha incrementado la documentación gráfica que hay al respecto y, sobre todo, gracias a Internet.
¿Qué es el fuego de San Telmo?
Como decíamos, se trata de un plasma de relativamente baja densidad y baja temperatura que se genera cuando existe una gran diferencia de potencial eléctrico atmosférico.
Concretamente, aparece cuando se sobrepasa el valor de ruptura dieléctrica del aire, en torno a 3 MV/m.
Se manifiesta en forma de un resplandor brillante blanco–azulado, que en algunas circunstancias tiene aspecto de fuego, a menudo en dobles o triples chorros.
El fuego de SanTelmo se observa en todo tipo estructuras altas y puntiagudas como mástiles, pináculos, veletas o chimeneas.
La luminosidad está provocada por las moléculas de aire excitadas por el campo eléctrico que se genera, creando un continuo flujo de pequeñas chispas invisibles.
Muchos montañeros conocen este fenómeno, detectado en herramientas de montaña metálicas, como los piolets.
Muy común verlo en los aviones
Sin embargo, resulta que este fenómeno también se detecta en los aviones, como hemos podido comprobar en el vídeo que ha compartido esta azafata rusa.
Se observa cómo se revela en forma de pequeñas y rápidas descargas, a modo de pequeños rayos, en el fuselaje del avión, viéndose a través de los cristales de la cabina.
Etimología del Fuego de San Telmo
Este fenómeno eléctrico debe su nombre a Erasmo de Formia (San Elmo), patrón de los marineros.
Y es que las primeras descripciones datan de hace muchos siglos atrás, realizadas por marineros que fueron testigos de la aparición de estas «lenguas de fuego incandescentes» que se movían en los mástiles y otros objetos puntiagudos de los navíos.
Además, servían a los marinos para pronosticar la caída de un inminente rayo sobre el barco o cerca de él.
Y es que la aparición del fuego suele preceder al rayo, aunque a veces se manifiestan después de la caída de la descarga eléctrica.
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