Las nieblas son un meteoro clásico del invierno. En períodos de anticiclones persistentes, en los que las calmas atmosféricas dominan la situación meteorológica, aparecen con bastante frecuencia tanto en zonas llanas y valles del interior como en las costas.
En este caso, nos fijamos en la situación de nieblas que tuvo lugar en el arranque del mes de febrero de 2020, con toda España bajo el dominio de un persistente anticiclón invernal, y que dejó jornadas húmedas y frías en muchas regiones.
Una niebla de ida y vuelta
El vídeo timelapse protagonista de esta entrada nos muestra los vaivenes que tuvo la masa de aire asociada a una niebla de advección que afectó a la ciudad de Málaga la mañana del 2 de febrero de 2020.
Al amanecer, cuando suelen luchar las brisas de tierra y de mar, el banco de niebla quedó a merced del dominio del viento procedente de la costa o del interior, moviendo el banco de Stratus pegado al suelo de un lado para otro.
Nieblas de advección
En este caso, estamos hablando de una situación clásicas de niebla de advección, es decir, aquellas que se producen cuando una masa de aire relativamente cálido y húmedo se mueve sobre aguas relativamente frescas.
La diferencia de temperatura entre ambos elementos, aire y agua, permite que la humedad contenida en la masa de aire condense en su zona más próxima a la superficie más fría.
Se trata del tipo de niebla que afecta principalmente a las costas españolas.
Nieblas de radiación
Pero también son frecuentes en estas jornadas anticiclónicas invernales aquellas que se forman cuando, durante las noches de invierno despejadas, el suelo pierde calor por radiación. Este fenómeno hace que se enfríe rápidamente.
Al hacerlo, provoca que la humedad contenida en la masa de aire inmediatamente encima, se condense. Y entonces, surge la niebla. Estas pueden ser de larga duración, si el viento no las disipa, o si se forman
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