La curiosidad de un forero habitual de nuestro foro de debate nos trae un fenómeno meteorológico asombroso: un tsunami de hielo.
Estados Unidos en particular, y Norteamérica en general, nos tienen acostumbrados a fenómenos meteorológicos de una intensidad asombrosa. Se suele decir que en esta parte del mundo se producen los mismos fenómenos meteorológicos (obviamente, generalizando) que en España, pero elevados a la enésima potencia.
Pues bien, hoy hemos querido traer a portada un fenómeno muy extraño y que se ha hecho viral en Internet, especialmente en cuanto a los vídeos del fenómeno, relacionados con varios casos en distintas ciudades y estados del norte de EEUU y Canadá el pasado año 2013.
Se trata de tsunamis de hielo que, aunque en inglés se conocen como Ice Tsunami, el término correcto en este idioma es el de Ice Shove. Existe otro término, quizás más exótico, que es ivu, tal como se conoce por las gentes nativas de Alaska (idioma inuit). La aproximación más correcta en castellano sería ola de hielo; y no hay más que ver que el fenómeno es como una ola que rompe en la orilla pero, en vez de ser de agua líquida, es de agua helada.
El hecho de que el fenómeno tenga su propio término en inuit no es baladí, y significa que es algo propio de estas zonas del planeta en que los fríos extremos son algo bastante habitual.
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Resulta evidente que el frío tiene mucho que decir en la génsis de este fenómeno, pero no es el único ingrediente. Tras una exhaustiva búsqueda de información, es necesario resaltar que el mayor número de vídeos encontrados del fenómeno corresponden a casos ocurridos en zonas relativamente cercanas a Los Grandes Lagos que están compartidos entre EEUU y Canadá.
En todos ellos, el denominador común ha estado constituido por dos fenómenos: el frío, con temperaturas en o por debajo del punto de congelación; y los fuertes vientos.
Sin embargo, como ocurre con otros fenómenos exclusivamente atmosféricos, los ingredientes deben estar correctamente balanceados para que el fenómeno se produzca. Y, en este caso particular, ocurre lo mismo.
Estas apilaciones de hielo en las líneas de costa se pueden producir de diferentes maneras y adquirir diferentes formas y estructuras, lo cual depende de la morfología del terreno en que ocurren.
Fundamentalmente, además de fuertes vientos incidiendo sobre una línea de costa, también son necesarias fuertes corrientes en el lago u océano que baña dicha costa. De este modo, el hielo flotante es empujado contra la costa, dando lugar al fenómeno.
Así, subidas del nivel en el lago, tras recibir grandes aportes de escorrentía por episodios de lluvias abundantes acompañados de fríos, o bien mareas ciclónicas en idénticas condiciones, también son ingredientes para su formación.
Esta ilustración corresponde al libro Living with the Coast of Alaska, en el que es posible encontrar una explicación muy amplia del fenómeno.
Como puedes observar, en estos días en que las redes sociales se llenan de bulos y fakes, hay fenómenos que son muy ciertos. Además, por mucho que se empeñen en atribuirlos al Cambio Climático, el hecho de que existan estudios sobre ellos, y que no son precisamente recientes, hacen que algo que parezca insólito o de reciente a aparición, no lo sea tanto.
Otra cosa es que, en algunas zonas del planeta, su formación sea muy poco habitual o completamente inusual.
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