La existencia de una burbuja de agua fría en el Atlántico Norte, al Sudeste de Groenlandia, ha vuelto a llamar la atención de los científicos que estudian el calentamiento global del Planeta.
Este agujero o cold blob, se trata de una zona que lleva años apareciendo en los mapas que miden las anomalías térmicas del Planeta con valores negativos, resistiéndose al calentamiento generalizado del resto de la Tierra.
En las últimas estimaciones las estimaciones indican que dicha anomalía ya de -0,9 ºC respecto a los niveles preindustriales.
Anomalía térmica negativa llamativa
Como podemos ver en estos mapas, se ha detectado al Sur de Groenlandia e Islandia, en pleno Atlántico Norte, que la temperatura superficial del océano ha experimentado un brusco descenso respecto a la media para la zona en estas fechas.
Dicha anomalía se representa por esa área coloreada en color azul oscuro, en claro contraste con los tonos rojos (anomalías térmicas positivas) en el resto de las zonas del Planeta.
Desde el NOAA advierten que no se trata de un error: la región está muy bien muestreada, con una alta densidad de boyas.
¿Qué puede ocurrir en aquella zona del Atlántico?
Aunque no consenso científico sobre el asunto, algunos investigadores creen que el enfriamiento producido es parte de un proceso previsto por los investigadores del clima, la desaceleración de la circulación termohalina del océano Atlántico.
El nuevo estudio de investigación, sugiere que la actividad humana y el calentamiento global del Planeta, pueden, a largo plazo, modificar el patrón climático de buena parte del Hemisferio Norte.
Debilitamiento de circulación del Océano Atlántico Norte
Meses atrás nos hicimos eco de un estudio que indicaba que la circulación del Océano Atlántico Norte ha sufrido una desaceleración durante el siglo XX y las consecuencias que la profundización de este efecto podría tener sobre nuestro Planeta.
A juicio de estos investigadores, la fusión del hielo de Groenlandia ha provocado una interrupción de esta corriente cálida que ahora llega más debilitada a las costas occidentales de Europa, tal y como algunos modelos climáticos a largo plazo preveían.
Efectos en el clima de Europa
Como os hemos comentado en otras muchas entradas, diversos estudios de investigación indican que, de seguir esta tendencia, los inviernos de Europa tenderían a ser cada vez más rigurosos, al estar influenciados por la llegada de corrientes de agua mucho más frías, procedente del Polo Norte, en lugar de llegar desde Centroamérica.
Lógicamente, de producirse, se trata de un proceso complejo que los años venideros nos mostrarán si se cumple la relación estimada por los científicos.
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