Las pequeñas erupciones volcánicas que se han registrado en el Planeta en lo que llevamos de siglo XXI, podrían ser la causa del freno del calentamiento global experimentado durante los últimos años en nuestra atmósfera.
La clave estaría en las emisiones de aerosoles de sulfuro que envían las erupciones a la troposfera terrestre, según un estudio de investigación publicado en la revista científica Geophysical Research Letters.
Una sospecha de hace muchos años
Como os hemos contado en otras entradas, la comunidad científica tenía claro desde hace tiempo que los volcanes son capaces de proteger a la Tierra del calentamiento global, pero no se había considerado que las pequeñas erupciones tenían tanto impacto en la dinámica de la atmósfera.
La radiación solar reflejada es mucho mayor
Los últimos hallazgos realizados un grupo de científicos estadounidenses demuestran que el conjunto de estas pequeñas erupciones reflejan casi el doble de la cantidad de radiación solar que estimada en un principio.
El trabajo de investigación demuestra que las partículas de ácido sulfúrico de estas erupciones serán las responsables de la disminución de la temperatura global entre un 0,05 y 0,12 ºC desde 2000, dado que son capaces de devolver al espacio parte de la energía solar que nos llega sin dejar que esta fluya a la troposfera.
Probable causa del parón del calentamiento global
A juicio de los científicos autores del estudio, pertenecientes al Instituto Tecnológico de Massachusetts, este conjunto de datos explicaría por qué el aumento de la temperatura global del Planeta se ha ralentizado en los últimos 15 años, un periodo que muchos ya denominan como hiato en el calentamiento global.
El año más cálido jamás registrado desde que hay datos oficiales se dio en 1998 y aunque en los últimos años la temperatura global del Planeta ha sido más alta que la media del siglo XX, el gran incremento registrado en la década de los años 1990 se ha ido estabilizando.
Otras teorías
Lo cierto es que existen otras teorías que explica por qué el Planeta experimenta estos hiatos, incluyendo cambios en el modo en que el calor es absorbido por los océanos o un periodo de baja actividad solar.
Este trabajo de investigación viene a incidir en que la gran mayoría de las proyecciones climáticas no tienen en cuenta las erupciones volcánicas, en gran medida porque son muy difíciles de predecir.
Y todo pese a que grandes erupciones como la del Monte Pinatubo en Filipinas en 1991, que emitió cerca de 20 millones de toneladas métricas de sulfuro, tuvieron un gran impacto en el clima global de todo el Planeta.
La clave entre la estratosfera y la troposfera
David Ridley, científico atmosférico co-autor del estudio cree que al rompecabezas climático le falta una pieza y esta se encuentra en la intersección entre la estratosfera y la tropósfera, la capa inferior de la atmósfera, donde ocurre todo lo que tiene que ver con el clima.
Dos capas que se encuentran entre los 10 y los 15 kilómetros sobre la Tierra, por debajo del área donde circulan muchos satélites: aunque los estos instrumentos hacen un gran trabajo a la hora de controlar las partículas por encima de los 15 kilómetros, lo que está bien en los trópicos hacia los polos nos perdemos cada vez más las partículas que están en la parte más baja de la estratosfera y las que se encuentran por debajo de los 10 kilómetros.
A juicio de estos expertos los futuros modelos climáticos deben incorporar mejores datos de aerosoles, los que pueden ser obtenidos con un sistema de observación más robusto.
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